Seguimos contando sobre todo el contexto. Nuestra historia, la historia de nuestras tecnologías, de los lenguajes que interpretan y dibujan sobre el lienzo de las prendas, y del denim en particular, indeleblemente entrelazada con la de nuestra sociedad, la de nuestro tiempo.
Historia de cambios y emociones, y, desde nuestro punto de vista, de investigación, invenciones, experimentación continua. Historia de un mundo que corre, definiendo nuevos contornos, derribando fronteras y muros que parecían eternos. Todo se pone en movimiento, y se cuestiona, en una búsqueda febril de nuevos espacios de libertad.
La historia se acelera y nosotros también. Con un entusiasmo desprovisto de certezas, pero lleno de la alegría de vivir y descubrir nuevos mundos posibles.
Porque la moda y el denim no viven en un vacío neumático: son estilos, visiones, interpretaciones del mundo y de la vida que absorben y exudan.
Sí, hay dos prólogos. Ambos son necesarios.
Porque, antes del antes, ¿qué hay?
Está el momento en el que tienes la absoluta sensación de que todo está a punto de cambiar, de que la Historia va a empezar de nuevo, a acelerar el Tiempo y a poner tu vida patas arriba.
Y entonces tienes que coger carrerilla, volver a esprintar hacia delante y subir la cuesta, larga, agotadora, pero emocionante. Y la Historia es como Pantani, esprintando en las curvas cerradas de la montaña para despegar a todos, con la fuerza irresistible y ligera de un soplo. O de un sueño.
Hay un hilo conductor entre los principales acontecimientos que conforman la historia de los años noventa: la pérdida de certezas y de puntos de referencia estables.
El final de la Guerra Fría, la disolución de los bloques y de los órdenes estatales decididos tras la guerra condujeron al hundimiento progresivo de los partidos tradicionales -que, privados de su «visión», perdieron también su «misión»- y a la desaparición de las ideologías que hasta ayer habían intentado guiar la historia.
Libertad de relato, pues. Y libertad de pensamiento. Libertad de desorientación. Sin embargo libertad.
Una década «tópica», una gigantesca batidora POP de gustos, estilos, sonidos, ropas, juegos, disfraces, costumbres. Y así se suceden y entrecruzan fenómenos más o menos efímeros, modas y antimodas, agonismos y antagonismos.
En definitiva, un caos, aleatorio e irreverente, frenético e informal, desprovisto de reglas, leyes y ataduras. Todo puede suceder, todo es posible y reversible.
Y tú, tú decides que encajas perfectamente en este caos.