Dossier
El poliéster que no te esperas: en línea con la sostenibilidad

Olvídate del antiguo tejido «plástico«: el poliéster actual es algo totalmente distinto. Procede cada vez más de botellas recicladas, consume menos agua en su producción y puede durar mucho más tiempo en tu armario.
Descubre por qué la fibra sintética más utilizada en el mundo puede ser una verdadera amiga del medio ambiente y qué sencillas acciones cotidianas pueden aumentar sus beneficios.
El poliéster hoy: del running al reciclaje
¿Sabes esa camiseta que se seca en un nanosegundo al final de una maratón en la que por fin has mejorado tu «mejor marca personal»? ¿O la chaqueta de plumón tan ligera que no tiene problemas para caber en una mochila «Ryanair-Friendly«?
El secreto se llama poliéster. Inventado en los laboratorios británicos durante la Segunda Guerra Mundial y lanzado al mercado en los años 50 con el nombre de Terylene, el poliéster conquistó rápidamente la moda gracias a su robustez y facilidad de mantenimiento.


Hoy en día, esta asombrosa fibra constituye más de la mitad de los tejidos producidos en todo el mundo porque es duradera, no se arruga y es barata.
Pero ¿qué ha cambiado con respecto al pasado?
La novedad es que gran parte del poliéster procede de botellas de agua recicladas (r-PET). Los fragmentos de plástico se funden, se convierten en copos, luego en hilo y finalmente en tejido: cada prenda así fabricada reduce la extracción de petróleo (bueno, sí, el poliéster como todas las fibras de plástico deriva del petróleo, eso ya lo sabías, ¿no?) y también reduce las emisiones de CO₂ en un 50% en comparación con el proceso de producción de la versión «virgen».


El poliéster entre bastidores: menos agua, más eficiencia
Volver a la sostenibilidad.
Es cierto, muy cierto, que el poliéster puede ser sostenible, pero sólo si los procesos de fabricación son avanzados e «inteligentes».
En el acabado tradicional, las prendas se sumergen en tanques llenos de agua hirviendo y tintes. Las tecnologías más avanzadas, como el sistema UP patentado por Tonello, reducen el uso de agua a más de la mitad, recogen y reutilizan el calor producido y fijan el color a la primera. Sensores y programas informáticos controlan el consumo de energía y productos químicos: todo ello en tiempo real, con una rapidez inimaginable hace sólo unos años.
Poliéster y acciones diarias: te toca a tí
Los pequeños gestos, multiplicados por millones, marcan realmente la diferencia.
Es la prueba de que la sostenibilidad no sólo vive en los laboratorios de investigación y desarrollo, sino también, y sobre todo, en tu armario. Si te preguntas si merece la pena cambiar de hábitos por unos grados menos o una bolsa de más, recuerda que la suma de comportamientos individuales como los que enumeramos a continuación tiene un enorme impacto colectivo:
- lavar a 30 °C: ahorra electricidad y limita el desprendimiento de microfibras
- utilizar una bolsa filtrante: atrapa las partículas para evitar que acaben en ríos y océanos
- secado al aire: el tejido se seca rápidamente sin secadora
- reciclar al final de la vida útil: llevar las prendas a puntos de recogida específicos (también en algunas tiendas «virtuosas») para que el hilo pueda renacer


Si sólo un millón de personas adoptaran estas cuatro medidas durante doce meses, ahorraríamos alrededor de 26 GWh de electricidad -más de 6 millones de euros en facturas de electricidad-, cantidad suficiente para cubrir las necesidades anuales de alumbrado público de una ciudad italiana media como, por ejemplo, Verona (estimación basada en promedios de la UE).
Poliéster en acción: una historia real
Pongamos un ejemplo teórico e imaginemos a una corredora aficionada de unos treinta años. La llamaremos Francesca. Corre para entrenarse o competir tres o cuatro veces por semana. Hace dos años compró una camiseta de poliéster reciclado. Desde entonces, la ha lavado al menos sesenta veces: el color sigue tan vivo como el primer día y nunca ha utilizado la secadora. Haciendo cuentas, Francesca ha ahorrado unos 35 kWh, el equivalente a cinco ciclos completos de lavavajillas.
También éste es un pequeño gran gesto que va mucho más allá del beneficio individual, pero que, sumado al de otras personas como Francesca, tiene un gran significado para la comunidad.


Tres preguntas y respuestas sobre el poliéster
¿Respira el poliéster?
Sí, si el tejido está microperforado o mezclado con fibras naturales.
¿Libera microplásticos?
Sí, pero la liberación disminuye con acabados suaves y lavados a baja temperatura.
¿Se recicla indefinidamente?
La calidad del alambre se reduce con cada reutilización, pero las nuevas soluciones enzimáticas prometen un reciclaje casi ilimitado.
Y si quieres saber más...
En la sección Inspiring del sitio web de Tonello encontrarás artículos y estudios de casos dedicados al acabado de prendas de todos los tejidos, incluido el poliéster, y soluciones para reducir su impacto medioambiental.
Si, por el contrario, estás interesado en saber cómo Metro controla el agua, la energía y el CO₂ de todos los procesos de lavado en tiempo real, explora la página dedicada.
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